Mantener la motivación a largo plazo cuando empezamos a cambiar las costumbres alimentarias es una tarea difícil.
Es lo que impide a la mayoría de la gente a alcanzar sus objetivos (perder peso, ganar masa muscular, tener los cuadraditos de los abdominales….)
Imagino que te habrá pasado de dejarte llevar y de retomar las malas costumbres aunque sabes que no es bueno para ti…
A mí, me ha costado mucho tiempo antes de lograr a cambiar de forma durable mi alimentación y mi higiene de vida. Pero no siempre es así. Intento comer lo más vivo posible, pero también hago excepciones. Cuando me apetece algo menos sano, lo como. Con la experiencia y con lo que he aprendido, no dura mucho tiempo y vuelvo rápido al equilibrio. Esto no tiene ningún impacto en mi salud ni en mi peso.
Cree que podrás y estarás a mitad del camino.
Théodore Roosevelt
La intención de este artículo es hacerte economizar semanas, meses e incluso años de estancamiento y de indecisión. Voy a compartir contigo los puntos más importantes de mi método, el cuál me ha permitido de mantenerme determinada y sobre todo de mantener la motivación cuando no la hay.
El otro día por ejemplo estaba tumbada en el sofá y no quería hacer deporte, porque estaba tan bien tumbada. Pero me acordé de los principios que te hablaré a continuación y todo cambió: me fui a hacer mi sesión de deporte y después me sentía tan bien conmigo misma…
Es un método que he aprendido de mi experiencia, de las personas que he ayudad y de mis conocimientos y formaciones.
Estos principios no son mágicos. Tendrás que contestar a las preguntas de forma seria y volver a hacer la experiencia varias veces si quieres tener resultados duraderos.
El método para mantener las buenas costumbres alimentarias: CONSEJOS
Toma una decisión concreta y de forma consciente
La mayoría de la gente toma decisiones pero se las lleva el viento. No tienen realmente ganas de cambiar. Sus objetivos son mal definidos y sin determinación.
Pasar de tener ganas de hacer algo a una decisión es la única manera de estar motivado/a y de localizarte en tus objetivos.
Tienes que tomar una decisión concreta. ¿Cómo hacerlo? Deberás pensar y definir lo que es realmente importante para ti y hacerte las buenas preguntas.
Hazte las buenas preguntas
Aunque parezca de locos, hacerse preguntas a uno mismo influye directamente sobre nuestra manera de pensar y de nuestros comportamientos.
Tanto en alimentación como en deporte, deberás responder absolutamente a estas 3 preguntas:
¿Lo quiero realmente?
Haciéndote esta pregunta de forma regular, tendrás los objetivos más claros. Y es primordial en los momentos de debilidad y de bajón.
Si realmente no quieres realizar tu objetivo, no lo conseguirás nunca. Y por una parte es mejor porque quiere decir que es algo que no necesitas.
¿Por qué? ¿Cuáles son los beneficios?
Haz una lista de los beneficios, directos e indirectos de la realización de tus objetivos. Somos seres de placer, y escribiendo los beneficios de tus objetivos vas a motivarte rápidamente.
Hay que hacer que el placer de una comida copiosa sea inferior al placer que sentirás si alcanzas tu objetivo y la única manera es de ser consciente de las ventajas que tendrá tu objetivo, haciendo una lista de forma clara.
Aquí tienes, para inspirarte, una lista de las ventajas que escribí cuando pesaba más de 75 kilos:
- Ventajas: mejor apariencia física, ya no me quedare sin aliento, menos problemas de salud a corto y a largo plazo, tendré una piel más bonita, más confianza en mí misma, más energía, etc.
Diviértete después haciendo una lista de las ventajas y desventajas. Por ejemplo: Más energía = podré realizar…; más confianza en mí = me veré mejor…
Cuál es el precio a pagar si no cambio?
Para responder a esta pregunta te propongo de cerrar los ojos y de imaginar tu vida en 1 año si no cambias tus costumbres. ¿Cuáles son los problemas no resueltos? ¿Hay otros problemas que aparecen después?
Haz una lista de tu «precio a pagar» si no tomas medidas.
Por ejemplo: no podré soportar mirarme al espejo, tendré un aspecto descuidado, voy a desgastar mi sistema cardiovascular pudiendo contraer enfermedades…
Busca ayuda
La mejor opción si decides ponerte en forma, es aconsejable hacerlo de la mano de un profesional que sepa guiarte en tus objetivos y hacer un plan nutricional con un nutricionista diplomado.
Clarifica tus objetivos
Si eres de las personas que piensan que estas preguntas tan simples no podrán cambiar nunca tu comportamiento es normal. Yo también lo pensaba. Parece algo tan simple que no tenemos ganas ni de probarlo.
Y por lo tanto en cuanto clarificas tus objetivos y eres consciente de las ventajas y de los inconvenientes si no cambias, tu cerebro ve las cosas de forma diferente y estarás motivado/a.
No te prohíbas cosas
La gratificación instantánea (placer a corto plazo) es tu peor enemigo.
El secreto para no caer en todos los antojos pasajeros es de no prohibirse de comer definitivamente un alimento.
Puedes decirte: «No puedo comerlo pero lo comeré más tarde u otro día». Y deja tu antojo que pase.
Con este tipo de comportamiento, tus costumbres cambiarán al cabo del tiempo y tus antojos irán cada vez más hacia los alimentos sanos.
Debes darte un capricho
Habrá momentos en los que saldrás del cuadro de los alimentos 100% sanos para comer un poco lo que quieras y lo que te apetezca. Date ese capricho.
No recomiendo, como algunos hacen, de atiborrarse de alimentos tóxicos, sino de darte un placer con comidas más ricas y contundentes que habitualmente, un buen vino, un buen restaurante…
El objetivo es de hacer comidas menos saludables máximo 1 veces a la semana. Atención, esto no quiere decir que no vas a darte un placer en las otras comidas el resto de la semana. A menudo, me gustan más las comidas «sanas» que las comidas menos sanas.
La comida de capricho es simplemente una comida en la que volverás a comer alimentos que habías dejado de lado para tu salud.
Si lo aplicas bien, no tendrá ningún impacto en tu peso y es gracias a esto que he podido darme placeres perdiendo peso.